El país alberga una flora y fauna casi sin rivales en el planeta. Pero durante medio siglo, la guerra acabó con los estudios de campo y estancó el progreso científico”: Rachel Nuwer.
La revista Investigación y Ciencia es la presentación que se hace para el mundo hispano de Scientic American, importante revista de divulgación que cubre un amplio abanico de temas. Se edita todos los meses y en la de enero de este 2020 publicó el artículo titulado “Colombia: del conflicto a la economía verde”, autoría de Rachel Nuwer, periodista científica que escribe para Scientific American, New Scientist y New York Times.
Ella aborda un tema de interés tanto para científicos y educadores, así como para un público amplio, porque tiene que ver con el futuro del país. Por eso debe interesar también a la clase gobernante, congresistas, políticos, empresarios, rectores tanto de universidades como de instituciones educativas, corporaciones ambientales, etc. En la publicación se plantea una opción muy válida para que nuestro país salga de tantas frustraciones y violencia a partir de un manejo adecuado de sus recursos naturales.
¿Acaso no es importante crear riqueza sin destruir la biodiversidad y hacer uso apropiado de la tierra sin deforestar? Además, después de 200 años de vida ‘republicana’ arrastrando tanta violencia, ¿ya no es conveniente que, por fin, se supere el conflicto armado, se salga de la oscuridad del odio y se aprenda que la tolerancia y el amor construyen?
Así que presentaré un resumen de lo planteado por Nuwer, para que reflexionen sobre el futuro del país, que puede ser mejor para todos o la mayoría. Por otra parte, el artículo es oportuno por la declaratoria de la ONU de que el 2020 sea el Año Internacional de la Sanidad Vegetal, porque como expresa la página web de esa institución: “Las plantas sanas constituyen la base de la vida en la Tierra, así como de las funciones de los ecosistemas y de la seguridad alimentaria, y son el elemento clave para el mantenimiento de la vida en la Tierra”.
El conflicto armado frenó el estudio de la biodiversidad
El escenario que inspiró a Nuwer para escribir su artículo fue Cubará, municipio ubicado en la parte nororiental del departamento de Boyacá, en el pie de monte llanero, zona olvidada por el gobierno central, rica en fauna, flora y con ríos de aguas diáfanas. Allí ‘florece’ un ejemplo digno de emular y, tal vez, por eso la mencionada periodista lo visitó en compañía de investigadores del Instituto Humboldt, y de su entonces directora, la ecóloga Brigitte Baptiste.
Una de las ideas que motivó la visita, fue la búsqueda y catalogación de todas las especies de aves posibles, ya que desde 1961 no se había emprendido un censo de ese tipo, en esa remota localidad de Colombia. Y esa actividad científica no se hacía en esa zona porque eran frecuentes las escaramuzas entre los guerrilleros, los paramilitares y el Ejército colombiano.
Después de los acuerdos del alto al fuego firmado en 2016 con las Farc, Cubará —como otras regiones del país— aspira volver poco a la tranquilidad. Aunque los disparos ya no se escuchan, el recuerdo de la violencia sigue en la memoria de la población. Por eso el teniente alcalde del municipio le dijo a Nuwer: “La felicito por venir hasta aquí. Pocos nos visitan por miedo a lo que pueda ocurrir”.
Agrega la comunicadora: “Ahora que se ha instaurado una paz frágil, Cubará, como miles de otras poblaciones colombianas, intenta volver poco a poco a la vida. El final de la lucha ha supuesto un nuevo comienzo, no solo por los pueblos ansiosos por iniciar la reconstrucción, sino también para los científicos del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, (…), que espera por fin catalogar el recurso natural del país”.
63 mil especies catalogadas
Nuwer señala que Colombia acoge 311 reservas ecológicas, desde selvas pluviales y montañas hasta manglares y arrecifes de corral. Las especies catalogadas suman casi las 63 mil, nada menos que un 10 % de la biodiversidad del mundo. Solo Brasil la supera en abundancia, pero con una extensión siete veces mayor. La riqueza de nuestra biodiversidad sigue creciendo desde que se iniciaron expediciones por todo el territorio en 2015. Se han clasificado cientos de plantas, animales y hongos, decenas de ellos desconocidos para la ciencia. Hasta un pez sin ojos observaron los visitantes de Cubará.
Aún se descubre nueva variedad de flora y fauna
El investigador Gisele Didier López, advierte que estando en 2019, todavía se está descubriendo nueva variedad de flora y fauna. Él y sus colaboradores encabezan los esfuerzos que no solo persiguen la envergadura de la biodiversidad del país, sino también hallar formas de convertirla en el elemento central de una sociedad impulsada por la sostenibilidad, la resiliencia y la economía verde.
“No se trata de la clásica visión de no tocar. Queremos que la biodiversidad sea uno de los ingredientes de la receta para el crecimiento económico, sin acabar con ella”, aclara Didier. El objetivo último, en palabras suyas, es “convertir la biodiversidad en un capital activo para el desarrollo”.
“Muchos de nuestros problemas se deben a la carencia de condiciones de vida dignas, de educación y de sanidad en las zonas rurales, por lo que para mí esta era la parte principal de los acuerdos”, afirma en el referido artículo, Julia Miranda Londoño, directora general del Sistema de Parques de Colombia. Así que, por el bien del país, se deben consolidar los acuerdos de paz.
Diego Arias Serna
Profesor-investigador universidad del Quindío
darias@fis.ucm.es
darias@uniquindio.edu.co